Previamente a la profundización del tema debemos reconocer la importancia de la “comunicación”. Sugerimos la lectura de dos de nuestros artículos anteriores: “¿Sabemos comunicarnos?” y “Optimización en la comunicación”.

Resultaría muy extraño expresar que existen confusiones o errores en la comunicación de animales, aves, insectos y otros seres vivos. Ahora, no cabe ninguna duda que los malos entendidos son clara propiedad de los seres humanos e indefectiblemente generados a través de la comunicación. Las fuentes de errores son de diferente índole y llegan a ser muy variados. Vayamos analizando.

Definamos algunas bases de razonamiento, hipótesis si fuera matemática o ceteris paribus si fuera  economía. Partimos de la premisa de que existe la “voluntad real” de entendimiento ya que de no ser así tendríamos que iniciar el análisis por aspectos psicológicos de personas que por posibles problemas  neuróticos o  psicóticos, no les interesa comunicarse positivamente. Este no es nuestro actual interés.

En la mayoría de los casos los malos entendidos se generan a través de “interpretaciones erróneas”. Esto sin dejar de reconocer que hay personas que se “expresan muy mal”. Más aún, encontramos personas que pretendiendo expresar una idea trasmiten exactamente lo contrario.

Lo que sucede es que en la actualidad los mecanismos de comunicación más comunes son las redes sociales, whatsApp, viber,  e-mails, sms, etc. Estas vías de comunicación son muy eficaces pero a veces no tan eficientes.  Tenemos que tener claro que por estos medios estamos rehusando a utilizar el 93% de posibilidades que tenemos en una comunicación completa (55% lenguaje del cuerpo, 38% tono de voz y 7% las palabras). Es claro que con solamente el 7% de posibilidades las interpretaciones erróneas son factibles.

Algunos tips a tener en cuenta:

  • No hacer interpretaciones. Si no comprendo o dudo, debo “preguntar”.
  • Chequear con nuestro interlocutor, repitiendo con nuestras propias palabras lo que nos está trasmitiendo.
  • Las dos partes deben confirmar el cierre de la comunicación. (Comunicación no es lo que sale, es lo que llega)
  • Comunicarnos desde el sentimiento es más simple que realizarlo desde el razonamiento.
  • Si estamos utilizando los medios antes descritos (sms, mails, redes, etc.):
  • Chequear cuidadosamente el destinatario antes de realizar en envío.
  • Leer al menos dos veces lo escrito antes de “enviar”.
  • Hacer especial atención en la puntuación.
  • Realizar un chequeo previo de ortografía.
  • Tener en cuenta que las letras mayúsculas tienen una significación más agresiva que las minúsculas.

La comunicación “presencial” es la óptima para alcanzar los resultados pretendidos.

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