Recuerdo la primera vez que expusimos un tema técnico frente a un nutrido público. Estábamos ansiosos, nerviosos y expectantes.

Fue en el exterior hace aproximadamente 25 años, en Lima – Perú. Teníamos 45 minutos para trasmitir nuestra experiencia en la formación y coordinación de Consorcios de Exportación para un selecto auditorio de empresarios, dirigentes de organizaciones empresariales y jerarcas gubernamentales. Aproximadamente unas 300 personas.

¿Cuál era nuestra principal fortaleza? La experiencia práctica en el tema.

¿Cuál era nuestra mayor debilidad? La inexperiencia de exposición.

Conocer del tema no alcanza para realizar una buena exposición, hay que “saber exponer”.

Tenemos la percepción de que nos fue bastante bien y a la vez también somos conscientes que no fue la mejor de nuestras presentaciones. Lo hicimos a fuerza de conocimiento del tema pero no, de lo que también es muy importante, “estrategia de exposición”.

No hay cosa más aburrida que un expositor lea diapositivas o tenga el tono de voz perfecto para dormir. También podemos ligar mal con un expositor que se focaliza en demostrar lo que sabe en lugar de que los participantes interioricen la presentación. Y podemos seguir ejemplificando situaciones que nos quitan la motivación a escuchar.

Son muchas y de diversa índole las variables que un expositor debe tener en cuenta a la hora de realizar su presentación y todas ellas deben estar alineadas, relacionadas y seleccionadas según el auditorio que tengamos en frente. Debemos interpretar a los asistentes como grupo y exponer alineado a sus necesidades y demandas. No alcanza con trasmitir lo que sabemos. Debemos hacerlo de forma que el participante lo recepcione como pretendemos, lo comprenda para asimilarlo y lo vivencie para incorporarlo.

Es responsabilidad del expositor “respetar” al asistente, lo que para nosotros es reconocer que, diferentes públicos demandan de forma diferente y por tal es fundamental captarlo para ajustar las “formas” de presentación alineadas a lo que requiere el auditorio. Las energías grupales son tan distintas que debemos ser capaces de modificar el orden, los tiempos y hasta en oportunidades cambiar las formas de exposición.

Es por ello, que nos animamos a trasmitir con total certeza que:

“Exponer bien, es un arte”.

Pin It on Pinterest