Para cualquier actividad, acción o situación en la vida se requiere de “motivación”, tanto de ida como de vuelta. ¿Qué quiere decir esto?

Encontramos tres diferentes estados motivacionales, el que necesitamos por nosotros mismos para accionar y obtener un resultado, el que necesitamos del otro u otros para sentirnos valorados y de esa forma ser eficientes y el que debemos dar a los demás reconociendo el trabajo del otro u otros para obtener lo mejor de ellos.

Todos necesitamos motivación, ser valorados, reconocidos.

Es que así “funcionamos mejor” ¿o no?

La gran mayoría de las renuncias y problemas laborales no son por lo económico, no son por el horario, son por problemas de valoración, problemas de contexto laboral, generados en su gran mayoría por angustiosos problemas con los jefes o jerarquías institucionales.

Si llevamos esto a las relaciones personales, ¿cuál es la diferencia? Ninguna.

Lo mejor para cerrar este post es dejarles los siguientes cuestionamientos: ¿recibo la motivación que necesito? ¿Estoy dando la motivación que los que nos rodean necesitan? Ahora que me di cuenta ¿Qué voy a hacer al respecto?

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