Es una pregunta que pocas veces nos hacemos creyendo que la “tenemos clara”. La solidaridad es un tema que nos atañe a todos como personas sea en el ámbito familiar, social o laboral. Es un valor que está íntimamente ligado a nuestros resultados y a lo que podemos esperar. Profundicemos.

Primero debemos diferenciar el “ser solidario” de “actuar solidariamente” de “la solidaridad”. La solidaridad refiere a un valor, el ser solidario refiere a la persona y el actuar solidariamente refiere a una acción. Son 3 cosas muy diferentes llevándonos muchas veces a confusión si no lo tenemos claro.

Otro punto importante es tener en cuenta que los valores no tienen grados ni son divisibles. Así como no podemos ser más o menos  responsables, ni más o menos comprometidos, ni estar más o menos embarazada, cuando nos referimos a valores o lo somos o no lo somos. No podemos catalogarnos como más o menos solidarios. O soy solidario o no lo soy.

Teniendo en cuenta este sintético análisis podemos afirmar que para reconocernos como personas solidarias debemos actuar en nuestra vida solidariamente. No podemos considerarnos solidarios porque una, dos o tres veces accionamos solidariamente. Actuar en la vida solidariamente tiene base en estar focalizados en los demás dispuestos a brindar nuestro apoyo las veces que sea necesario.

Ahora sí, podemos hacernos la pregunta: ¿Soy solidario? ¿Somos solidarios? ¿Los uruguayos somos solidarios? No creo que sea muy fácil respondernos. Por ahí los que nos conocen son más certeros. Y en cuanto a si los uruguayos somos solidarios, pregunta que también puede hacerse un colombiano, ecuatoriano, brasilero, argentino o peruano o cualquier otra persona en este mundo, les comparto una reflexión que he leído en algún lugar y que puede ayudarles a la respuesta.

Estaba sentado con un amigo en un camino que llegaba al pueblo donde vivimos. Pasó un forastero y me preguntó:

–  ¿Cómo es el pueblo que está al final del camino?

Mirándolo a los ojos le pregunté:

–  ¿Cómo es el pueblo de donde ud. viene?

A lo que le me responde:

–  Me fui del pueblo porque la gente no era solidaria ni respetuosa. Un desastre, no logré hacer ningún amigo ni amiga.

Le respondí:

–  El pueblo al que ud. llegará es igual al que me está describiendo.

A esto el forastero se dio media vuelta y siguió su camino.

 

Al rato vino otra persona y me hizo la misma pregunta:

–  ¿Cómo es el pueblo que está al final del camino? A lo que le pregunté:

–  ¿Cómo es el pueblo de donde ud. viene? A lo que me respondió:

–  El pueblo de donde vengo es solidario, generoso y cooperativo. Dejé un montón de amigos y amigos allí.

A esto le respondí:

–  El pueblo al que ud. llegará es igual al que me está describiendo.

Esta persona, continuó su camino.

Mi amigo que estaba al lado mío no salía de su asombro y me pregunta:

  • ¿Porqué le respondiste en forma opuesta a uno y a otro? A uno de ellos le mentiste!!!
  • NO, le respondí. La persona que no ha logrado encontrar nada positivo en donde vive, jamás lo va a encontrar en otro lugar. En cambio el que sí lo ha hecho, el que ha descubierto lo positivo dentro de lo negativo que siempre existe, sin duda que también lo va a encontrar a donde vaya. En todos lados existe lo bueno y lo malo. Nuestras percepciones no vienen de lo que sucede, vienen de lo que somos.  

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