La comprensión y la aplicación de este concepto nos ayudará a enriquecer nuestra comunicación y por ende nuestras relaciones laborales y personales.

En los talleres, cuando desarrollamos el capítulo de COMUNICACIÓN EFECTIVA profundizamos y trabajamos específicamente en referencia a focalizar nuestra atención en “la forma” de nuestra comunicación.

Es tan poderoso este concepto que, una comunicación con una misma resultancia trasmitida de forma diferente puede llegar a generar resultados opuestos. Quienes han participado en nuestras capacitaciones recordarán el “CASO DEL PUEBLO CRANIA” observando cómo, una misma redacción trasmitida desde dos ópticas diferentes nos generan opiniones contradictorias a pesar de que el caso tiene un único resultado.

Un concepto lógico, razonable, con fundamento técnico puede ser totalmente destrozado si se trasmite mal. Peor aún, pretendiendo trasmitir algo positivo podemos llegar a hacerlo en forma negativa según de la forma en que lo hagamos.

¿Qué es trasmitir mal?

La evidencia empírica de que hemos trasmitimos mal una información o un concepto es el RESULTADO OBTENIDO.

Es muy común que, si no logramos lo que pretendemos en una comunicación expresemos en forma contundente: ¿No me entiendes? O,  “No me estás comprendiendo”. O, ¿Cómo tengo que decírtelo para que lo entiendas? O algo más agresivo como: ¿Sos durito para entender eh? Expresiones que tienen un gran contenido arrogante.

Si comenzamos a aceptar que en nosotros está la capacidad para hacernos comprender y que estamos comprometidos a encontrar la “forma óptima” de expresarnos para ser comprendidos, estaremos yendo por el camino correcto. Y algo mejor, reforzaremos positivamente nuestras relaciones laborales y personales

Un ejemplo. Podemos trasmitirle a una amiga lo siguiente:

  • “Te invito a sentirnos mejor haciendo deporte y complementarlo con comer más sano”.

O podemos también decirle a esta misma amiga:

  • Ché, que gorda que estás!

Sin lugar a duda los resultados que obtendremos diciendo en una u otra frese van a ser diferentes. Una posible respuesta a la primera expresión podría ser:

  • Muchas gracias por ocuparte de mí” o “Gracias por tenerme en cuenta”.

Mientras que una respuesta a la segunda puede ser:

  • “Y vos, ¿Alguna vez te miraste al espejo? O Algo peor…….

Tengamos en cuenta la importancia que tiene “nuestra FORMA” de comunicarnos si pretendemos obtener resultados positivos.

La forma prevalece frente al contenido y sin contenido no hay forma aplicable.

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